11 de noviembre de 2017

Ser fiel siempre

Lc 16,9-15

“En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos: ‘Yo os digo: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero’. 

Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de Él. Y les dijo:

Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de Él. Y les dijo: ‘Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios’”.


COMENTARIO

Jesús, al predicar, busca que aquellos que lo escuchan, comprendan que lo que es importante no es, muchas veces, lo que ellos creían que eran.  Y todo lo relacionado con el dinero era, para algunos de ellos, más que importante.

Jesús sabe que en el Reino de Dios importan otras cosas. Que, por ejemplo, lo que es pequeño resulta fundamental en las praderas del definitivo Reino de Dios. Por eso predica acerca de lo que, aparentemente es pequeño pero es muy importante.

Queda, sin embargo, algo muy importante: Dios conoce nuestros corazones y, por eso mismo, nada de lo que pretendamos esconder conseguiremos esconder.




JESÚS, ayúdanos a darnos cuenta de lo que, en verdad, importa

10 de noviembre de 2017

Debemos ser astutos como serpientes



Lc 16,1-8

En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos: 'Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando’. Se dijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas’. 

‘Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’. Respondió: ‘Cien medidas de aceite’. Él le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta’. Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’. Contestó: ‘Cien cargas de trigo’. Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta’. 

‘El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz’
”.


COMENTARIO

Jesús, siendo Dios, conocía los corazones de todos los hombres y sabía, por eso mismo, cuál era el pensamiento que dirigía sus vidas. Y no siempre lo aparente era lo eran. Por eso aconsejaba, muchas veces, acerca de la verdad de las cosas.

El mundo es astuto. Por eso pone el ejemplo del administrador que era listillo. Había conseguido engañar a más de uno para quedar bien con su  señor. A él le importaba poco la verdad; tan sólo sus mezquinos intereses.

Para Jesús hay algo que es muy importante: saber cómo es el mundo para actuar de acuerdo con la voluntad de Dios. Por eso nos recomienda que tengamos en cuenta, precisamente, tal realidad pues, de lo contrario, caeremos con facilidad en las trampas que el siglo nos puede tender.


JESÚS, ayúdanos a darnos cuenta de qué es lo que pretende el mundo al respecto de nosotros.


Eleuterio Fernández Guzmán

9 de noviembre de 2017

El celo por Dios

Jn 2, 13-22
 
Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero  de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: ‘Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado. ’Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: = El celo por tu Casa me devorará. = Los judíos entonces le replicaron diciéndole: ‘Qué señal nos muestras para obrar así?’ Jesús les respondió: ‘Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré. ’Los judíos le contestaron: ‘Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?’ Pero él hablaba del Santuario de su cuerpo. Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.


COMENTARIO

Podría parecer que Jesús, de natural bueno, no se enfadaba nunca. Sin embargo, era hombre, ser humano y, por eso mismo, sufría lo mismo que cualquier otro hombre podía sufrir. Y había, además, sufrimientos espirituales más fuertes que los físicos.

Cuando ve, seguramente día tras día, que hay personas que han convertido el Templo de Jerusalén en una casa de negocio y beneficio, no puede, ¡qué menos! que echarlos de ahí. Eso, es más que seguro, le granjeó muchos enemigos pero, en efecto, el celo de la Casa de Dios, hacía que eso hiciera.

Además, aquello del Templo, de su destrucción y su levantamiento en tres días iba referido, como bien sabemos, al Templo de su cuerpo y a su santa y necesaria resurrección. Luego, en efecto, comprendieron sus discípulos y todo lo cuadraron en su corazón.


JESÚS, ayúdanos a ser fieles devotos de tu santo Cuerpo y tu Sagrado Corazón.


Eleuterio Fernández Guzmán

8 de noviembre de 2017

Seguir a Cristo no es fácil

sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: ‘Este comenzó a edificar y no pudo terminar’. O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con diez mil puede salir al paso del que viene contra él con veinte mil? Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío'".

COMENTARIO

Jesús sabe que es muy importante seguirle pero también reconoce que es muy difícil. Sin embargo, propone el seguimiento total y sin tener en cuenta lo que se ha sido hasta entonces.

Es lógico y humano pensar que nosotros tenemos apego a lo que es nuestro. Por eso, no sólo nuestra familia sino también nuestros bienes nos atraen y, muchas veces, nos alejan de Dios. Jesús no quiere que eso siga siendo así si es que queremos ser sus discípulos.

Jesús, en esto, es totalmente radical porque sabe que no hacerlo así supondría estar engañándolo y eso es lo mismo que hacerlo con Dios. Tal radicalidad es, además, garantía de ganancia de la vida eterna.

JESÚS, ayúdanos a seguirte de la forma que Tú demandas.


Eleuterio Fernández Guzmán


7 de noviembre de 2017

Ser llamados por Dios

Lc 14,15-24

"En aquel tiempo, dijo a Jesús uno de los que comían a la mesa: ''Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!'. Él le respondió: Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: ‘Venid, que ya está todo preparado’. Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses’. Y otro dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses’. Otro dijo: ‘Me he casado, y por eso no puedo ir’.

'Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el dueño de la casa, dijo a su siervo: ‘Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos’. Dijo el siervo: ‘Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio’. Dijo el señor al siervo: ‘Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa’. Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena
'".


COMENTARIO

Dios Padre quiere a todos sus hijos consigo. Es, en tal sentido, propio del Señor que nos ama que estemos con Él porque quiere que gocemos de la vida eterna.

Nos invita a estar en su Reino, en su definitivo Reino. Y nos llama como ha hecho a lo largo de los siglos con todos sus hijos. Pero muchos no han aceptado tal llamada y se han dedicado a mirar para otro lado como si eso no tuviera consecuencias para sí mismos.

En este texto hay un claro aviso que nunca deberíamos tener por no dicho por Dios. Nos dice el Creador  que quien no acepte la invitación que le envía el Todopoderoso no entrará en su Reino. Y eso debería preocuparnos mucho.


JESÚS, mucho y bueno nos dice aquí Dios. Ayúdanos a tenerlo siempre en cuenta.



Eleuterio Fernández Guzmán


6 de noviembre de 2017

Lo que nos conviene de verdad


Lc 14, 12-14

“12 Dijo también al que le había invitado: ‘Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. 13 Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; 14 y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos.’”


COMENTARIO

En muchas ocasiones se ve obligado el Hijo de Dios a decir que el amor por el prójimo es más que importante. Y es que el egoísmo, en tal sentido, ni es ni puede ser del agrado de nuestro Creador, Dios Todopoderoso.

Amar al prójimo quiere decir, siempre, tener en cuenta lo que es necesidad de aquel que está cerca de nosotros. Y no es que Cristo no quiera que tengamos en cuenta a los que están más cerca de nosotros (nuestra familia y amigos) sino que quiere que no olvidemos a los demás.

Hay algo de mucha importancia que el Hijo de Dios nos dice aquí. Y es que quien hace lo que el prójimo necesita quedará sin recompensa. Pero es que se trata de una recompensa que lleva a la eternidad.

JESÚS,  ayúdanos a ser buenos prójimos de nuestro prójimo.


Eleuterio Fernández Guzmán

5 de noviembre de 2017

Saber ser humildes

Mt 23, 1-12

“1 Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos 2 y les dijo: 'En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. 3 Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. 4 Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. 5 Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; 6 quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, 7 que se les salude en las plazas y que la gente les llame 'Rabbí'. 8 'Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar 'Rabbí', porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. 9 Ni llaméis a nadie 'Padre' vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. 10 Ni tampoco os dejéis llamar 'Directores', porque uno solo es vuestro Director: el Cristo. 11 El mayor entre vosotros será vuestro servidor. 12 Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.


COMENTARIO

Abunda Jesucristo en un tema que trató el día de ayer, sábado. Y es que era más que importante que sus discípulos cambiasen su corazón y tuviesen en cuenta lo que, verdaderamente, era importante porque no lo era lo que muchos creían que lo era.

Muchos de los que enseñaban la Ley de Dios la enseñaban bien. Sin embargo, en su vida diaria no había unidad de vida y hacía, justamente, lo contrario de lo que predicaban. Y Jesucristo previene en contra de una forma de actuar que no es del agrado del Creador.

Había, sin embargo, algo sobre lo que abunda: la humildad. Y es que ser humilde tiene, por así decirlo, gran recompensa. Y es que Dios ensalza a quien se humilla pero humilla a quien se ensalza.


JESÚS, ayúdanos a ser servidores y a no hacernos servir.

Eleuterio Fernández Guzmán