21 de octubre de 2017

No negar nunca a Cristo

Lc 12, 8-12

“8 'Yo os digo: Por todo el que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios. 9 Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios'. 10 'A todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. 11 Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué os defenderéis, o qué diréis, 12 porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel mismo momento lo que conviene decir'”.


COMENTARIO

Debemos confiar en Dios y en su santa Providencia. Eso es lo que podemos deducir de las palabras santas de Jesucristo en este texto del Evangelio de San Lucas. Y es que es la única manera que puede conducirse un hijo del Creador.

Sabe, por otra parte, Jesucristo, que habrá muchos discípulos suyos que, en momentos de tribulación, no van a alejarse de Quien los estaba amando tanto. Esos serán defendidos por el Hijo ante el Padre.

Pero, tristemente, también habrá que se aleje de Jesucristo por miedo o por conveniencia o por cualquier otra excusa. Y tales discípulos no pueden ser tenidos en cuenta ante Dios porque han defraudado la confianza que había puesto en ellos.


JESÚS, ayúdanos a nunca negarte ante los hombres.


Eleuterio Fernández Guzmán

20 de octubre de 2017

Temer a quien debemos temer

Lc 12,1-7

En aquel tiempo, habiéndose reunido miles y miles de personas, hasta pisarse unos a otros, Jesús se puso a decir primeramente a sus discípulos: ‘Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse. Porque cuanto dijisteis en la oscuridad, será oído a la luz, y lo que hablasteis al oído en las habitaciones privadas, será proclamado desde los terrados. Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Os mostraré a quién debéis temer: temed a aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar a la gehenna; sí, os repito: temed a ése. ¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos’”.

COMENTARIO

Eran muchos los que seguían a Jesús. Dice el texto que se pisaban unos a otros. Por eso sabía el Hijo de Dios que debía aprovechar todos los momentos posibles para enseñar y cumplir la misión que tenía encomendada.

Jesús sabe que es muy importante que conozcan, que conozcamos, qué es lo importante. Y es aquello que supone nuestra perdición para siempre. Debemos, pues, aceptar aquello que nos conviene de verdad no lo que nos propongan los perdidos y alejados de Dios.

Jesús nos da a entender que Dios todo lo conoce y todo lo sabe. Si tiene contados cada uno de nuestros cabellos ¿qué será del resto de nuestra existencia?



JESÚS, ayúdanos a reconocer lo que es importante para nuestra vida eterna.


Eleuterio Fernández Guzmán

19 de octubre de 2017

Las cuentas que pide Dios


Lc 11,47-54

En aquel tiempo, el Señor dijo: ‘¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron! Por tanto, sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros padres; porque ellos los mataron y vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso dijo la Sabiduría de Dios: ‘Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán’, para que se pidan cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció entre el altar y el Santuario. Sí, os aseguro que se pedirán cuentas a esta generación. ¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis impedido’”. 


COMENTARIO

Jesús que, por ser Dios mismo hecho hombre, conocía toda la historia del pueblo elegido, sabía que había cosas que no gustaba escuchar por parte de muchas personas de tal pueblo. Y hablar de los profetas que había muerto no era un tema predilecto.

Sabe Cristo que los que a le persiguen a Él hicieron lo mismo con otros profetas que Dios suscitó de entre los suyos. Aquellos que quiso el Creador que fueran su voz, transmitían la voluntad del Todopoderoso. La misma no concordaba, muchas veces, con la de los hombres.

Pero lo que más terrible le parece a Jesús es que aquellos que deberían mantener la Ley de Dios no sólo la estén tergiversando en su propio interés sino que, además, hagan todo lo posible para que no se abran los ojos de los ciegos en espíritu. Eso no puede consentirlo el Hijo de Dios. De ahí su terrible juicio.


JESÚS, ayúdanos a tener por verdadera la Palabra de Dios y a ponerla por obra. 

Eleuterio Fernández Guzmán

18 de octubre de 2017

Mies y lobos

Lc 10,1-9

En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: ‘La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. 

‘En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’’”.


COMENTARIO

Mies y trabajadores

Jesús sabe que transmitir la Palabra de Dios supone que haya personas dispuestas a hacer tal cosa. Por eso pide a sus discípulos que pidan al Creador, en oración, que suscite, de entre ellos, a los que vayan a cumplir tal misión.

Lobos y ovejas

Sabe, de todas formas, Cristo, que allí donde van a ir aquellos enviados habrá muchas personas que no acepten el mensaje que llevan. Pero ellos, sus enviados, deben comportarse con total sometimiento a la Providencia de Dios.

Libertad de espíritu

Sin embargo, el Hijo de Dios, que sabe que el ser humano es libre para aceptar, o no, su mensaje, no les dice a sus enviados que obliguen a aceptar la Buena Noticia. Ellos harán lo que buenamente Dios quiera que hagan.


JESÚS, ayúdanos a ser trabajadores de la mies del Señor y a serlo en el ámbito en el que nos movemos, estamos y existimos.

Eleuterio Fernández Guzmán


17 de octubre de 2017

Lo que es, verdaderamente, importante

Lc 11, 37-41

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, un fariseo le rogó que fuera a comer con él; entrando, pues, se puso a la mesa. Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las abluciones antes de comer. Pero el Señor le dijo: ‘¡Bien! Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad. ¡Insensatos! el que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior? Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros’”.


COMENTARIO

Aunque fuera por conocer a una persona famosa, había muchas otras que querían ver a Jesús. Seguramente por curiosidad. El caso es que aquel fariseo estaría muy contento viendo que Jesús se sentaba a su mesa. El resultado, sin embargo, no debió agradarle tanto.

Seguir los ritos era muy importante para el pueblo judío. Pero algunos llevaban la cosa a tal extremo que olvidaban lo más importante. Y Jesús no puede, ¡qué menos!, que hacerles notar lo que, verdaderamente, importa.

¿De qué vale tener un exterior impoluto si el interior está podrido? Esta pregunta se la echa en cara Jesús a quien le había invitado a comer. No se da cuenta, al parecer, que el interior, el corazón, de donde salen las obras, es lo que más limpio tiene que estar. Pero ellos, aquellos fariseos, no tenían nada claro lo que debían tener en cuenta.





JESÚS, ayúdanos a mantener un corazón limpio y lleno de la Palabra de Dios y de su Espíritu.

Eleuterio Fernández Guzmán 

16 de octubre de 2017

Para nosotros no son necesarias señales

Lc 11, 29-32


“29 Habiéndose reunido la gente, comenzó a decir: ‘Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. 30 Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación.
31 La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. 32 Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.’”


COMENTARIO

El pueblo judío era muy dado a necesitar señales. Al parecer, no creían nada de lo que se les decía si no venía acompañado de alguna señal. Y eso es, según deducimos de las palabras de Jesús, lo que querían de aquel Maestro: que les diese una señal de que era el Mesías.

Seguramente, humanamente hablando, el Hijo de Dios no entendía lo que pasaba con aquellos que le escuchaban. Y es que había hecho mucho bien entre ellos. Pero ellos le piden, además, una señal. Seguro que a más de uno de sus discípulos les hubiera gustado pedir que cayera fuego del cielo…

El Hijo de Dios sabe que Él es el Mesías y que, como Jonás estuvo tres días en el estómago de una ballena, también Él iba a estar tres días muerto hasta que resucitara. Entonces muchos iban a comprender aunque, seguramente, sería demasiado tarde.


JESÚS,  ayúdanos a entenderte; ayúdanos a aceptar la voluntad de tu Padre Dios Todopoderoso.



Eleuterio Fernández Guzmán

15 de octubre de 2017

Saber estar preparados

– Saber estar preparados


Mt 22, 1-14

“1 Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo: 2 ‘El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. 3 Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. 4 Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: ‘Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda.’ 5 Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; 6 y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. 7 Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad. 8 Entonces dice a sus siervos: ‘La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. 9 Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda.’ 10 Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales. 11 ‘Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, 12 le dice: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?’ Él se quedó callado. 13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: ‘Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.’ 14 Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.’”

COMENTARIO

“Habló en parábolas”. El texto bíblico nos dice la forma en la que el Hijo de Dios solía enseñar. Era la forma, común entre su pueblo, de transmitir la buena doctrina de Dios a los que le querían escuchar. Y lo que les iba a decir era más que importante.

Ciertamente, Dios llama a sus hijos cuando cree que debe llamarlos. Pero es que la imagen de la boda, del banquete, era la apropiada para mostrar cómo era el Cielo. Y Dios llama pero, a veces, no aceptamos tal llamada por cualquiera excusa. Y eso no puede gustar a Dios Padre Todopoderoso.

Hay, sin embargo, un peligro añadido a ser llamado. Y es que sí, que muchas veces aceptamos la llamada, no negamos la misma, pero, a la hora de la verdad, no cumplimos como nos corresponde cumplir. Y eso tampoco puede gustar a Dios.
JESÚS,  ayúdanos a cumplir con tu santa voluntad.


Eleuterio Fernández Guzmán