13 de mayo de 2017

Dios está en Cristo

Sábado IV de Pascua

Jn 14,7-14

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto’. Le dice Felipe: ‘Señor, muéstranos al Padre y nos basta’. Le dice Jesús: ‘¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. 

‘Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré’”.

COMENTARIO

Es de comprender que fuera muy difícil entender para muchos aquello que el Maestro decía en ciertas ocasiones. No es que fuera imposible acercarse a su corazón sino que, espiritualmente hablando, decía cosas, a veces, demasiado profundas.

Bastaba, sin embargo, la fe. Por eso le dice a Felipe que parecía mentira que aún no se hubiera dado cuenta de la relación entre su Maestro y Dios mismo. Había estado mucho tiempo con ellos y, al parecer, no se habían dado cuenta de casi nada.

Ellos, sin embargo, sí creían por las obras. En realidad, era cierto que aún no estaban del todo preparados para según qué cosas del alma. Debían, de todas formas, saber que podían dirigirse al Creador a través de su santísimo Hijo.


JESÚS, ayúdanos a creer en Ti, a creerte.


Eleuterio Fernández Guzmán

12 de mayo de 2017

Confiar en Cristo

Viernes IV de Pascua

Jn 14,1-6

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino’. Le dice Tomás: ‘Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?’. Le dice Jesús: ‘Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí’”.

COMENTARIO

No es de extrañar, para nada, que aquellos que escuchaban a Jesús y que, según eso, sabían que lo que iba a pasar pronto no era lo más agradable, sintieran turbación en su corazón. Pero el Maestro tiene palabras de gozo que deben escuchar.

Jesús se va a ir, va a dejarlos, va a morir. Sin embargo, conviene mucho que eso sea así porque, de llevarse a cabo su muerte según Él dice subirá al Cielo y lo preparará para sus discípulos. Entonces… volverá para juzgar a vivos y muertos.

Es más, para que no cunda el miedo entre ellos, dice lo que es tan conocido y tan verdad: es, Él, el Camino, la Verdad y la Vida. Y se va al Cielo, precisamente, a través de Él. No lo puede decir más claro ni más fácil de entender.

JESÚS, ayúdanos a seguir tu Camino, tu Verdad y amar tu Vida.



Eleuterio Fernández Guzmán

11 de mayo de 2017

Acoger a Dios y a Cristo es lo mismo


Jueves IV de Pascua
Jn 13,16-20

Después de lavar los pies a sus discípulos, Jesús les dijo: ‘En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que cumplirse la Escritura: el que come mi pan ha alzado contra mí su talón. Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy. En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado’”.

COMENTARIO

Todo, en la vida del Hijo de Dios, tiene que ver con Aquel que lo ha enviado al mundo a salvar a todo aquel que lo confiese, precisamente, como el Mesías. Y eso lo dice Cristo muchas veces.

Lo que predica Jesucristo es que no hay que escucharlo y, luego, olvidar lo que ha dicho. No. Lo que deben hacer sus discípulos es poner en práctica lo escuchado y prendido. Así seremos dichosos y muy bien vistos por Dios Todopoderoso.

Es más, quien hace eso es que se ha dado cuenta de algo fundamental: Dios ha enviado a su Hijo al mundo; luego, todo lo que el Hijo hace, lo hace por voluntad del Creador y, así, quien a Él lo acoge, hace lo propio con Quien a todos nos ha creado y mantiene.


JESÚS, ayúdanos a tenerte siempre por Enviado de Dios.



Eleuterio Fernández Guzmán

10 de mayo de 2017

Creer en Dios-Cristo


Miércoles IV de Pascua
Jn 12,44-50

En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: ‘El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí’”.

COMENTARIO

El Hijo de Dios dice muchas veces verdades como las que dice hoy. Y es que la misión que había venido a llevar a cabo suponía advertir de qué era lo importante para quien quisiera ser discípulo suyo.

Todo lo que dice ha de ser conocido y aprendido si es que queremos salvarnos. Por eso nos habla de que quien cree en Él cree, además, en Dios mismo, que lo ha enviado. Y si es la Luz, como lo es, creer eso supone aceptar a Quien lo ha enviado.

Pero debemos tener algo muy en cuenta: rechazar al Enviado de Dios, al Mesías, supone rechazar a Dios, que lo ha enviado. Por eso habla Cristo de lo que ha oído del Padre y por eso, precisamente por eso, debemos aceptarlo como es y supone.


JESÚS,  ayúdanos a creer siempre en Ti.



Eleuterio Fernández Guzmán

9 de mayo de 2017

Creer lo que dice Cristo

Martes IV de Pascua
Jn 10,22-30

Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: ‘¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente’. Jesús les respondió: ‘Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno’.

COMENTARIO

Ciertamente, habían quien o bien estaba muy ciego o bien disimulaba más que bien. Y es que aquellos que habían visto lo que Jesús había dicho y hecho no parece se hayan dado cuenta de nada.

El Hijo de Dios les advierte acerca de que les ha dicho muchas veces que es el Mesías: con palabras o con obras pero no ha salido de su corazón nada que no sea eso: decir y advertir acerca de lo que supone no creerlo.

Avisa, además, el Hijo de Dios, acerca de lo que supone saberse hijo de Dios por parte de cada uno de sus discípulos: nunca seremos arrebatados de la mano del Todopoderoso.


JESÚS, ayúdanos a creerte siempre.



Eleuterio Fernández Guzmán

8 de mayo de 2017

El Buen Pastor sí cuida a las ovejas

Lunes IV de Pascua

Jn 10,11-18

En aquel tiempo, Jesús habló así: ‘Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre’”.

COMENTARIO

Tenemos que reconocer que cuando muchos escucharon lo que decía Cristo acerca de “otras” ovejas no quedaron demasiado contentos. Y es que, sin duda, se refería a las que no eran hijos del pueblo elegido por Dios.

Cristo, sin embargo, había venido al mundo para que todos se salvasen aunque bien sabía que eso no sería así porque muchos lo iban a rechazar, entonces, en su tiempo, y luego también. Por eso dice lo que dice acerca de lo que debe hacer; juntar un solo rebaño.

Avanza, además, algo que iba a pasar después: iba a morir de una forma, eso es cierto, no muy común pero, en realidad, iba a dar su vida porque quería darla. Y ahí radicaba lo importante de la misión que estaba cumpliendo: hacer lo propio sobre la voluntad de su Padre.

JESÚS,  ayúdanos a comprender lo que supone ser hijos de Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán


7 de mayo de 2017

Comprender a Cristo




Domingo IV de Pascua
Jn 10,1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús: ‘En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños’.

Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: ‘En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia’.

COMENTARIO

Jesús sabe perfectamente que la historia del pueblo escogido por Dios, el judío, es larga. Por eso es consciente de que muchos han venido antes que Él pero que sólo Él es el Mesías.

Dice, por eso, que es la puerta. Y ha de querer decir entonces y ahora que se entra en el Cielo a través de Él. Por eso hay que seguirlo porque es la única forma establecida por Dios de acudir donde el Padre tiene su definitivo Reino.

Jesucristo, además, insiste en algo que dice muchas veces y que es, al fin y al cabo, el objeto de su venida al mundo: ha venido a que el mundo que crea en Él se salve. Y, es más, sólo se salvará quien crea en el Enviado de Dios, en su Mesías.

JESÚS, ayúdanos a no dejar de creer en ti nunca.

Eleuterio Fernández Guzmán