11 de agosto de 2017

Negarse para ser

Mt  16, 24-28


COMENTARIO

Todo, en este texto del Evangelio de San Mateo, tiene que ver con la salvación eterna. Vamos, con lo que nos conviene saber si es que queremos salvarnos. Y es que el Hijo de Dios vino al mundo a eso: a que nos salváramos. Por eso nos habla de que debemos seguirlo… cargando con nuestra propia cruz… o cruces.

Lo que importa bien que lo sabe Jesucristo: no vale el mundo ni lo que, en él, podamos atesorar. Lo único que debemos tener en cuenta es que, al final de la vida, seremos examinados en el amor y que arruinar, ahora, nuestra alma, no vale más que para atraernos la desgracia eterna.

El caso es que no se guarda nada Jesucristo. Lo dice todo. Y, sobre todo, aquello que es más importante para nosotros, simples mortales que, un día, seremos juzgados por Dios: eso, el Todopoderoso nos pagará según haya sido nuestra conducta material y espiritual en vida. Por eso debemos negarnos a ser nosotros para seguir a Jesucristo.

JESÚS, ayúdanos a ser capaces de seguirte y a negarnos a nosotros mismos sin soberbia alguna.

Eleuterio Fernández Guzmán


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