16 de agosto de 2017

Miércoles XIX del tiempo ordinario

Mt 18,15-20

"En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 'Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano. Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos'".

COMENTARIO

Jesucristo se refiere aquí a la corrección fraterna. Y nos aconseja no hacer, de ella, un instrumento de crítica sin más hacia un hermano en la fe. Y es que, según el Hijo de Dios, sólo se puede considerar a alguien apartado de la comunidad creyente si no quiere escuchar los consejos espirituales de sus hermanos y prefiere el mal camino. 

Jesucristo debe hablar a los que están más cerca de Él. Y es que la posibilidad de atar o desatar en la tierra se la encomendó a sus Apóstoles y, a través de ellos, ha llegado hasta los sacerdotes siendo ellos los que, en nombre del Hijo de Dios, perdonan o no los pecados. 

Nos pide, además, oración. Y es que es la forma más directa de relacionarse con Dios. Y es que bien sabe Jesucristo que este tipo de ayuda es más que provechosa para sus hermanos los hombres: saber cómo pedir y a Quién dirigirse. 


JESÚS, ayúdanos a saber cómo debemos comprender tu Palabra. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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