23 de mayo de 2017

Paráclito

Martes VI de Pascua


Jn 16,5-11

“En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: ‘Pero ahora me voy a Aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿Adónde vas?’. Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado de tristeza. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré: y cuando Él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado’”.


COMENTARIO

No es nada extraño que cuando Jesucristo les dice a sus discípulos más allegados que va a marcharse a la Casa del Padre, se entristezcan. Y no es porque o quieran que vaya con Dios sino por el hecho mismo de perderlo.

Jesús, sin embargo, sabe que es muy conveniente para ellos y para toda la humanidad, que vaya a la Casa del Padre porque, entonces, enviará al Espíritu Santo. Y eso vendrá muy bien a los que ahora tienen tanto miedo y tanta tristeza.

El Espíritu Santo, llamado Paráclito por el Hijo de Dios, conoce la función que va a cumplir. La conoce porque es una de las Tres Personas que constituyen la Santísima Trinidad. Y, es más, quien va a hacer case a muchas personas en el camino del mal ya está juzgado.


JESÚS, ayúdanos a aceptar los gemidos del Espíritu Santo.



Eleuterio Fernández Guzmán

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