6 de mayo de 2017

Cuerpo y sangre que salvan.


Sábado III de Pascual

Jn 6,60-69

“En aquel tiempo, muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: ‘Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?’. Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: ‘¿Esto os escandaliza? ¿Y cuándo veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen’. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: ‘Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre’. 

COMENTARIO

No es poco cierto que cuando Cristo habla de cosas como comer su carne y beber su sangre muchos se escandalicen. Eso o cuando habla de hacer determinados sacrificios. Pero, ciertamente, hay cosas que considera Jesucristo que aún son más difíciles de comprender.

Ciertamente, para una mentalidad mundana, decir que la carne no sirve para nada es decir mucho. Sin embargo, no es poco cierto que la carne acabará desapareciendo y sólo el Espíritu prevalecerá.

Hay algo que debieron tener en cuenta entonces y que debemos tener en cuenta ahora: la Palabra de Cristo-Dios es la única que da validez a una vida digna de ser vivida como hijo del Todopoderoso. Y esto sabiendo que, de todas formas, es el Padre quien nos escoge.


JESÚS,   ayúdanos aceptar tu cuerpo y tu sangre.


Eleuterio Fernández Guzmán


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