24 de enero de 2017

Verdaderos discípulos de Cristo


Martes III del tiempo ordinario
Mc 3,31-35

En aquel tiempo, llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: ‘¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan’. Él les responde: ‘¿Quién es mi madre y mis hermanos?’. Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: ‘Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre’”.

COMENTARIO

No nos extraña que la Virgen María quisiera ver a Jesús. Podemos imaginar que quería acercarse porque haría mucho tiempo que no lo veía. Por eso que acudiera allí a donde estuviera predicando era de esperar.

Aquellos que lo están escuchando reaccionan de forma muy natural. Y es que cuando la madre de alguien lo busca nada de extrañar que los que están con él se lo digan. Pero Jesucristo tenía algo importante que decir.

Quizá se podría pensar que estaba despreciando a su madre. Pero nada más lejos de la realidad porque su Madre era quien había cumplido la voluntad de Dios. Era la primera y mejor discípula Suya.


JESÚS,  ayúdanos a cumplir con la santa voluntad de Dios.




Eleuterio Fernández Guzmán

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