24 de septiembre de 2016

Comprender

Sábado XXV del tiempo ordinario

Lc 9,43b-45

En aquel tiempo, estando todos maravillados por todas las cosas que Jesús hacía, dijo a sus discípulos: ‘Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres’. Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto.”

COMENTARIO

No se puede negar que cuando Jesús empezó a predicar tenía mucho trabajo que llevar a cabo. Y es que no es nadie quisiera escucharlo sino que aquellos que sí querían escucharlo les costaba mucho entenderlo que les decía.

Pero Jesús quiere enseñar. Había venido al mundo a transmitir la Palabra de Dios, la verdadera Palabra y no la manipulación que hacían de ella para sostener intereses egoístas.

Tal era la falta de luces espirituales que tenían aquellos que le escuchaban que cuando les dice lo que le va a pasar (que será entregado, juzgado y matado) no entienden lo que quiere decir.


JESÚS, ayúdanos a comprender.


Eleuterio Fernández Guzmán

23 de septiembre de 2016

¿Quién es Cristo para nosotros?


Viernes XXV del tiempo ordinario
Lc 9,18-22

Sucedió que mientras Jesús estaba orando a solas, se hallaban con Él los discípulos y les preguntó: ‘¿Quién dice la gente que soy yo?’. Ellos respondieron: ‘Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había resucitado’. Les dijo: ‘Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?’. Pedro le contestó: ‘El Cristo de Dios’. Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie. Dijo: ‘El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día’.


COMENTARIO

Jesús quiere saber. No es que, como Dios, no supiera las cosas sino que, humanamente no estaba en la cabeza de todo hermano suyo. Por eso pregunta acerca de lo que creen los demás sobre Él. Y es que quiere saber si está calando su mensaje y doctrina.

Pedro se adelante. Seguramente era tenido por el más importante entre los Apóstoles. Y dice la verdad más grande: Jesús es el Cristo, el Enviado de Dios… el Hijo del Padre Todopoderoso.

Pero Jesús no puede desdecirse de su labor. Por eso les dice lo que ha de pasar y eso, seguramente, causaría daño en el corazón de aquellos que le escuchaban. Y es que el Hijo de Dios no podía hacer otra cosa… y no la hizo.  


JESÚS, ayúdanos a comprender y a comprenderte


Eleuterio Fernández Guzmán

22 de septiembre de 2016

Buscando a Cristo

Jueves XXV del tiempo ordinario

Lc 9,7-9
En aquel tiempo, se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Herodes dijo: ‘A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?’. Y buscaba verle.

COMENTARIO

Después de haber mandado decapitar a Juan el Bautista, Herodes suponemos que no tenía buena conciencia de lo que había hecho. Y es que sabía que era un profeta y un hombre santo y sólo por respetos humanos había ordenado su muerte.

El caso es que Herodes no tenía muy claro qué es lo que estaba pasando con Aquel del que decían tantas cosas buenas. ¿Sería otro como el Bautista?, debió pensar aquel hombre poderoso pero ciertamente equivocado.

Al igual que había hecho con Juan, a quien ordenó matar, sentía curiosidad por saber Quién era aquel Maestro del que todos hablaban. Quería conocerlo para saber si era cierto todo lo que decían de Él, Quería conocerlo.


JESÚS, ayúdanos a buscarte con santas intenciones.


Eleuterio Fernández Guzmán

21 de septiembre de 2016

Seguir a Cristo

Mt 9,9-13

En aquel tiempo, cuando Jesús se iba de allí, al pasar vio a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: ‘Sígueme’. Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: ‘¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?’. Mas Él, al oírlo, dijo: ‘No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores’”.

COMENTARIO

Jesús escogió a quien quiso para que fuera apóstol suyo. Y hubo muchos que, al escoger al publicano Mateo se molestaron porque lo consideraban un pecador. Pero el Mesías había venido a salvar a lo que estaba perdido.

Mateo, por su parte, no lo duda. Seguramente tenía el corazón entristecido por la función que estaba llevando a cabo al respecto de los impuestos. Y ve algo en la mirada de Cristo que hace que todo lo deje y le siga. Y él, que era pecador, al parecer, se convirtió a Cristo Jesús.

Y Jesús aprovecha para dar una lección de amor que no iban a olvidar fácilmente. El Hijo de Dios prefiere la misericordia antes que el sacrificio. Y es que había venido a salvar a los que necesitaban salvación… como Mateo.


JESÚS, ayúdanos a seguirte y a no abandonarte nunca



Eleuterio Fernández Guzmán

20 de septiembre de 2016

Quién es quién


Martes XXV del tiempo ordinario
Lc 8,19-21

En aquel tiempo, se presentaron la madre y los hermanos de Jesús donde Él estaba, pero no podían llegar hasta Él a causa de la gente. Le anunciaron: ‘Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte’. Pero Él les respondió: ’Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen’”.

COMENTARIO

Ciertamente, Jesús había venido al mundo (como dice Él mismo muchas veces) a traer una doctrina que, en realidad, no era nueva, sino la misma que Dios había establecido para el hombre.

Algunos saben que lo que dice Cristo es muy importante. Por eso hay tantas personas que le buscan y, al encontrarlo, se quedan con Él. No era, pues, nada extraño que muchos estuvieran a su lado y que ni siquiera su Madre pudiera llegar a Él.

Pero el Hijo de Dios pone las cosas en su sitio. Y es que cuando le dicen que han venido a buscarlo no duda en establecer un principio clave: hay que cumplir la Palabra de Dios cuando se conoce y no hacer otra cosa.


JESÚS,  ayúdanos a cumplir la voluntad de tu Padre.



Eleuterio Fernández Guzmán

19 de septiembre de 2016

Que no quede nada oculto


Lc 8, 16, 18

“Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no venga a ser conocido y descubierto. Mirad, pues, cómo oís; porque al que tenga, se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea tener se le quitará.”


COMENTARIO

De lo mucho que el Hijo de Dios dijo a lo largo de su vida, hay algo que nunca deberíamos olvidar porque tiene que ver con nuestra salvación eterna porque nada de lo que hacemos deja de tener trascendencia para la misma.

Dios, que todo lo sabe, nos ha dado gratuitamente muchos dones y bienes que no pueden quedar ciegos. También nos ha dado su Palabra que no podemos tenerla egoístamente sino, al contrario, transmitirla en la medida de nuestras posibilidades.

Y algo más que es crucial. Y es Cristo sabe que hay muchos hermanos suyos que creen tener una gran fe cuando, en realidad, son nidos hipócritas y sepulcros blanqueados. Y a esos todo se le quitará…


JESÚS,  ayúdanos a tener una fe firme y franca.

Eleuterio Fernández Guzmán


18 de septiembre de 2016

La astucia del mundo


Lc 16, 1-13

“Decía también a sus discípulos: ‘Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando.’ Se ijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas.’ ‘Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’ Respondió: ‘Cien medidas de aceite.’ Él le dijo: ’Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta.’ Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’ Contestó: ‘Cien cargas de trigo.’ Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta.’ ‘El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más  astutos con los de su generación que los hijos de la luz. ‘Yo os digo: Haceos amigos con el Dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? ‘Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.’”

COMENTARIO

Ser astutos

El mundo sabe cómo engañar a los hijos de Dios. Por eso utiliza todas las artimañas que puede. Ante esto, Jesús nos conmina a ser astutos para que el mundo no nos atrape con sus mundanidades.

No servir a dos señores

Apoyarse en el Primer Mandamiento de la Ley de Dios supone, sobre todo, tener en cuenta que no se puede estar poniendo una vela a Dios y otra al Diablo. Sólo vale ponerse al Todopoderoso. Lo demás no sirve ni nos conviene.

Saber a quién servir

De todas formas, lo único que nos conviene, por decirlo así, es tener muy claro que a quien debemos servir es a Quien nos ha creado. Todo lo demás está muy alejado de nuestro corazón o, al menos, debería estar más que alejado.


JESÚS, ayúdanos a servir a Dios como nuestro único Señor.



Eleuterio Fernández Guzmán