13 de agosto de 2016

Ser como niños

Sábado XIX del tiempo ordinario
Mt 19,13-15

En aquel tiempo, le presentaron a Jesús unos niños para que les impusiera las manos y orase; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús les dijo: ‘Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos’. Y, después de imponerles las manos, se fue de allí.”

COMENTARIO

Es bien conocido que en tiempos de Jesús, por la forma de ser del pueblo judío y por las propias circunstancias históricas de entonces, el niño no era muy bien considerado. No es que no se le quisiese sino que no se le tenía en cuenta.

Los discípulos de Jesús no querían que los niños estuviesen siempre al lado del Maestro. Creían que aquellos pequeños molestaban al Hijo de Dios. Pretendían, pues, separarlos del mismo pero no acababan de entender nada de nada.

Jesús, al contrario, quiere que los niños se acerquen a Él. Y lo hace porque sabe, y lo dice, que de ellos es el Reino de los Cielos. Y se refiere a la entrega del niño a los padres y, en fin, en la confianza que manifiesta con ellos. Y eso es lo que quiere Dios de sus hijos.
            
   
JESÚS, ayúdanos a tener la confianza de los niños en quien los auxilia.


Eleuterio Fernández Guzmán

12 de agosto de 2016

Comprender la Ley de Dios



Viernes XIX del tiempo ordinario

Mt 19,3-12

"En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: ‘¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?’. Él respondió: ‘¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre’. 

Dícenle: ‘Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?’. Díceles: ‘Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer -no por fornicación- y se case con otra, comete adulterio’. 

Dícenle sus discípulos: ‘Si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, no trae cuenta casarse’. Pero Él les dijo: ‘No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda’”.

COMENTARIO             

Lo que Cristo había venido a cumplir en su primera venida al mundo era, también, hacer cumplir la Ley de Dios. En realidad, la misma, aunque muchos creyesen otra cosa, había sido más que tergiversada.

Lo del repudio de la mujer por el hombre era un tema muy peliguado para el pueblo judío. Creía que se podía hacer porque Moisés había prescrito que sí. Sin embargo, como muy bien dice Cristo, al principio no era así y sólo la dureza del corazón de sus hijos pudo permitir eso.

Pero hay algo muy importante. Jesús dice que no a todo el mundo está concedido entender qué quiere decir eso. Y es que Dios escoge a quien quiera para entender su Ley y sus normas. 

JESÚS,  ayúdanos a comprender la Ley de Dios.

Eeuterio Fernández Guzmán

11 de agosto de 2016

Ser agradecido y consecuente


Jueves XIX del tiempo ordinario

Mt 18,21—19,1

En aquel tiempo, Pedro preguntó a Jesús: ‘Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?’. Dícele Jesús: ‘No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: ‘Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré’. Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. 

‘Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes’. Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: ‘Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré’. Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?’. Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano’.

Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán.”


COMENTARIO

La intención del Hijo de Dios cuando les hacía partícipes de aquellas parábolas era, sin duda que, con casos de cada día comprendiesen lo fundamental de su doctrina. Y eso es lo que hace con aquella de quien tanto debía y tanto se le perdonó.

Aquel perdón que Pedro quería saber hasta dónde tenía que darlo era el que Dios quería para cada uno de sus hijos. Así como el Todopoderoso siempre perdona la ofensa (en cuanto se le pida perdón, claro está) cada uno de sus hijos ha de hacer con sus hermanos los hombres.

Y pone un ejemplo para enseñar. Y es que aquel hombre que perdona y aquel hombre que se porta muy mal con un su deudor son el ejemplo perfecto para que comprendamos en qué lugar nos encontramos cada uno de nosotros al respecto de quien nos pueda deber algo.



JESÚS, ayúdanos a saber perdonar siempre.


Eleuterio Fernández Guzmán

10 de agosto de 2016

Tener en cuenta lo que vale la pena


Jn 12,24-26


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará’”.

COMENTARIO

Ciertamente, lo que aquí nos dice Cristo tiene mucho de misterioso. Y es que tiene que ver con lo que supone, para un discípulo suyo, entregar su vida y entregarse para la vida eterna. Esto, es verdad, no era fácil de entender.

Que Jesús tiene relación con directa con el Padre Dios Todopoderoso es creencia concreta y directa de todo discípulo suyo. Por eso todo lo que aquí nos dice tiene que ver con lo que ha de ser nuestro futuro cuando nos llegue la muerte. Así, debemos guardar nuestra vida par la que es eterna y no tener por mucho mejor la de este mundo que perece.

Seguir a Cristo es, pues, consejo muy a tener en cuenta porque es voluntad de Dios que así lo hagamos. Algunas veces esto nos dice el Padre a lo largo de las Sagradas Escrituras aunque no siempre se sigue.


JESÚS, ayúdanos a tener en cuenta nuestra vida eterna



Eleuterio Fernández Guzmán

9 de agosto de 2016

No ser ovejas descarriadas


Martes XIX del tiempo ordinario
Mt 18,1-5.10.12-14

En una ocasión, los discípulos preguntaron a Jesús: ‘¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?’. Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: ‘Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños’”.

COMENTARIO

No era nada extraño que aquellos que seguían a Jesús quisieran saber qué era del Reino de los Cielos y, dentro de tal curiosidad espiritual, quién era muy importante allí.

Jesús pone como ejemplo a un niño. En realidad, se refiere tanto a una edad infantil en la que no hay malicia (no debe haberla en un discípulo suyo) como a los que son pequeños en la fe (los pobres de espíritu, por ejemplo).

Y, para que comprendan qué quiere decir, aquella parábola de la oveja descarriada debería haberles servido para comprender que, incluso si ellos se pierden, Dios mismo acudirá en su busca.


JESÚS,  ayúdanos a no ser ovejas descarriadas.



Eleuterio Fernández Guzmán

8 de agosto de 2016

Cumplir las normas





                                                                  Lunes XIX del tiempo ordinario

Mt 17,22-27

En aquel tiempo, yendo un día juntos por Galilea, Jesús dijo a sus discípulos: ‘El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le matarán, y al tercer día resucitará’. Y se entristecieron mucho. 

Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma y le dijeron: ‘¿No paga vuestro Maestro el didracma?’. Dice él: ‘Sí’. Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: ‘¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?’. Al contestar él: ‘De los extraños’, Jesús le dijo: ‘Por tanto, libres están los hijos. Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estárter. Tómalo y dáselo por mí y por ti”.

COMENTARIO

La verdad puede causar estragos en aquellas personas que no la quieren aceptar, simplemente, porque es dura. Y eso es lo que les pasa a los que siguen a Jesús más de cerca: sus Apóstoles.

Jesús no quiere causar escándalo alguno y que pueda pensarse que va contra lo establecido. Y es que no había venido a derogar las leyes sino a darles el cumplimiento que le correspondía con respecto a la voluntad de Dios.

Lo que hace Cristo es cumplir con la norma. Pero lo hace según puede hacerlo Dios. Y es que decirle aquello de coger el pez a Pedro y que de su boca sacar una moneda del “primer” pez que salga del mar era propio de quien todo lo sabe.



JESÚS,  ayúdanos a cumplir con las normas del mundo si son acordes con Dios.




Eleuterio Fernández Guzmán

7 de agosto de 2016

Un claro aviso de parte de Cristo


Lc 12, 32-48

“‘No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

‘Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran.  Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos! Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. 40 También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.’  Dijo Pedro: ‘Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?.’

Respondió el Señor: ¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. ‘Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes;  el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más”.

COMENTARIO

El Reino dado por Dios

Para que no hubiese duda alguna al respecto, Jesús da cuenta a los que le escuchan, era para todos aquello, que Dios había escogido al pueblo judío como el suyo. Y por eso no debían temer nada.

Lo que ha de venir

Pero Cristo también avisa de qué ha de pasar. Y es que cuando llegue el momento oportuno vendrá el Hijo de Dios a juzgar a vivos y a muertos y que cada cual recibirá según merezca. Según merezca.

Estar preparado

De todo esto se concluye que cada cual debía estar preparado para que, cuando llegara tal momento, no pudiera ser sorprendido de forma descuidada. Es más, hacer eso tendría consecuencias muy graves. Había, pues, que orar; había, pues, que prepararse. Y hay.

JESÚS, ayúdanos a estar preparados.



Eleuterio Fernández Guzmán