8 de enero de 2016

Una multiplicación fruto del Amor

Mc 6,34-44

“En aquel tiempo, vio Jesús una gran multitud y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tienen pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas. Y como fuese muy tarde, se llegaron a Él sus discípulos y le dijeron: ‘Este lugar es desierto y la hora es ya pasada; despídelos para que vayan a las granjas y aldeas de la comarca a comprar de comer’. Y Él les respondió y dijo: ‘Dadles vosotros de comer’. Y le dijeron: ‘¿Es que vamos a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?’. Él les contestó: ‘¿Cuántos panes tenéis? Id a verlo’. Y habiéndolo visto, dicen: ‘Cinco, y dos peces’.

Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos de comensales sobre la hierba verde. Y se sentaron en grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces y levantando los ojos al cielo, bendijo, partió los panes y los dio a sus discípulos para que los distribuyesen; también partió los dos peces para todos. Y comieron todos hasta que quedaron satisfechos. Y recogieron doce cestas llenas de los trozos que sobraron de los panes y de los peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.”

COMENTARIO

Jesús sentía un amor muy especial por aquellos que, según podía ver, lo pasaban mal. Tanto, pues, por los que espiritualmente estaban desasistidos como aquellos que, materialmente, lo estaban, Aquel que había venido a salvar lo salvable, quería hacer algo por ellos.

Los discípulos más allegados de Jesús piensan y actúan como hombres: no tienen comida para tantas personas como siguen, entonces y allí, a Jesús. Inconscientemente lo dejan todo en manos del Maestro.

Jesús pide a Dios ayuda. Lo que queremos decir es que bendice el alimento y de se dirige al Cielo para ser escuchado: aquellos que le siguen, los que su Padre le ha entregado para que se salven, necesitan ayudan. Y comieron todo lo que quisieron y además sobró…


JESÚS, ayúdame a tener fe.



Eleuterio Fernández Guzmán

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