31 de diciembre de 2016

En el Principio

Jn 1, 1-18

“En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció.  Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.  Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y clama: ‘Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.’ Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. 18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.”

COMENTARIO

Este texto del Evangelio de San Juan es extremadamente rico. En él nos habla de lo que era el Principio, en aquel Principio cuando el Creador creaba. Entonces, la Palabra, Cristo, estaba junto al Padre, junto al Todopoderoso. Entonces todo se hizo y, luego, se envió al mundo a la Luz para que la Luz iluminara al mundo. Sin embargo, el mundo, con su ceguera habitual, no quiso recibir a la Luz, no quiso recibir al Enviado de Dios. Algunos, sin embargo, sí lo recibieron, comprendieron que Aquel Maestro era el Hijo de Dios. Por eso aquellos que lo recibieron también fueron considerados hijos de Dios y, entonces, hermanos del Hijo del Padre. Y todo lo escrito a lo largo de los siglos se estaba cumpliendo.



¡Desde este humilde blog les deseo una buena entrada de año y un buen año 2017!



JESÚS, gracias por ser, gracias por estar siempre junto a nosotros.


Eleuterio Fernández Guzmán

30 de diciembre de 2016

Y fueron a Nazaret

Mt 2,13-15.19-23

Después que se fueron los Magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle’. Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. 

Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño’. Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: ‘Será llamado Nazareno’”.

COMENTARIO

José cumple con todo aquello que le viene dicho de parte de Dios. Tanto cuando le dijeron que se fuera con su esposa y el Niño a Egipto como ahora que le dicen que vuelva a Israel.

Podemos imaginar el gozo de José cuando escuchó que habían muerto los que querían matar a Jesús. Por eso no duda lo más mínimo en hacer lo que le dicen y toma a María y a Jesús y regresan a Israel.

De todas formas, a José le quedaba el recelo de que el hijo de Herodes quisiese continuar la mala labor de su padre y querer matar a Jesús. Por eso José no fue donde tenía pensado ir, sino que fue a Galilea, en concreto a Nazaret. De ahí el sobrenombre dado a Cristo.



JESÚS, ayúdanos a ser tal fieles como fue José.

29 de diciembre de 2016

Presentación de Cristo

Lc 2,22-35

Cuando se cumplieron los días de la purificación según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. 

Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y en él estaba el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al Niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre Él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: ‘Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel’.

Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: ‘Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones’”.

COMENTARIO

José y María cumplen con lo establecido y acuden al Templo de Jerusalén para presentar a Dios a Jesús. Deben presentarlo porque es el primogénito y se le ha de entregar al Todopoderoso.

Aquel anciano de nombre Simeón sabe que ha llegado el día que tanto estaba esperando. Dios le había prometido que vería al Mesías y, por eso, sabe que aquel niño lo es.

Simeón profetiza lo que, luego, va a pasar. Aquel niño, que sus padres llevan al Templo, ha sido enviado por Dios para que se produzca una gran contradicción en el mundo. Pero a María le tiene reservar una no muy agradable sorpresa: una espada le va a atravesar el corazón. Y bien sabemos a qué se refiere.


JESÚS, gracias por haber sido presentado y ser entregado al Padre.


Eleuterio Fernández Guzmán

28 de diciembre de 2016

Santos e Inocentes

Mt 2,13-18

Después que los magos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al Niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al Niño para matarle’. Él se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: ‘De Egipto llamé a mi hijo’. 

Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: ‘Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen’”.

COMENTARIO

José ya se había mostrado dócil a la voluntad de Dios cuando el Ángel del Señor le dijo que el hijo que iba a tener su desposada María era obra del Espíritu Santo. Ahora hace otro tanto cuando se le dice que tome a su esposa y al niño y marche con ellos a Egipto.

El Mal, sin embargo, nunca descansa de ser, precisamente, Mal. Por el aquel hombre pagado de sí mismo y con miedo a que otro Rey lo destronase, se da cuenta de que los Magos, aquellos que le prometieron que le dirían dónde había nacido el Rey de los judíos, no habían cumplido lo prometido. E idea la vengada.

Aquellos niños de menos de dos años, a lo mejor no eran más de cincuenta o sesenta, no tenían culpa alguna para morir de aquella terrible forma. Por eso los tenemos como los Santos Inocentes porque dieron su vida por la vida del Hijo de Dios.


JESÚS, abraza, de nuestra parte, a los Santos Inocentes.

Eleuterio Fernández Guzmán

27 de diciembre de 2016

Juan, el que creyó

Jn 20,2-8

El primer día de la semana, María Magdalena fue corriendo a Simón Pedro y a donde estaba el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: ‘Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto’. Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó.

COMENTARIO

La figura de Juan, el Apóstol más joven de los elegidos por Jesús, es muestra de fe y de confianza en el Maestro. Cuando Cristo muere en la Cruz sabemos que es el único de entre ellos que estaba a los pies de la misma.

No nos extraña nada que cuando escucha lo que dice María Magdalena corra a la par de Pedro pero llegue el primero porque es más joven. Las ganas de comprobar lo que decía la discípula de Magdala le hacen correr más rápido.

Sabemos que no entra el primero al sepulcro. No lo hace por respeto a Pedro que es el primero de entre ellos. Pero cuando entra donde habían puesto a Cristo creyó. Y se nos quiere decir con eso que se dio cuenta de que todo lo dicho por el Maestro se había cumplido.


JESÚS, ayúdanos a tener fe como la tuvo Juan.

Eleuterio Fernández Guzmán


26 de diciembre de 2016

Perseverar



Mt 10, 17-22

“Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. ‘Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.’”


COMENTARIO

Lo que dice Jesús en este texto del Evangelio de San Mateo no podemos negar que sea poca cosa. Y es que nos habla de lo que pasará con aquellos que quieran seguirle y ser sus discípulos. Humanamente nada bueno.

El futuro es terrible, si lo consideramos desde el punto de vista terreno. Serán entregados los que sigan a Cristo pero ellos tendrán defensa en el Espíritu Santo que hablará por ellos. Y deben dejarse conducir por Él.

Pero lo bueno, aquello que vale la pena, sirve para el bien del discípulo de Cristo. El odio hacia los que sigan a Cristo tendrá un gran don y un gran regalo de Dios: la salvación eterna. Para alcanzarla, sin embargo, hace falta perseverar en la fe y en la oración.

JESÚS, ayúdanos a perseverar en la fe y en la oración.


Eleuterio Fernández Guzmán

25 de diciembre de 2016

En el Principio



Jn 1, 1-18

“En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.  En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios.  Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y clama: ‘Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.’ Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. 18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.’

COMENTARIO

En el Principio

Cuando Juan habla del Principio habla porque sabe de lo que habla. Y es que es probable que escribiera su Evangelio después de las visiones del Apocalipsis. Sabía, perfectamente, que Dios creó y el Hijo estaba presente.

Vino Cristo al mundo y muchos no lo recibieron

Cuando Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salvase muchos miraron para otro lado. Y es que muchos, que no querían que cambiasen las cosas ni la situación del pueblo elegido por Dios, preferían no mirar a la Luz y seguir en sus tinieblas.

Los que sí lo recibieron

Otros, sin embargo, sí lo recibieron y supieron que era el Mesías enviado por Dios al mundo. Y a tales personas el creer en Cristo les salvó la vida eterna al hacerlos hijos de Dios.



JESÚS, ayúdanos a ser buenos hijos del Padre.

Eleuterio Fernández Guzmán


24 de diciembre de 2016

Zacarías




Lc 1, 67-79

“Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo: = ‘Bendito el Señor Dios de Israel = porque ha visitado y = redimido a su pueblo. = y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas, que nos salvaría de nuestros = enemigos y de las manos de = todos = los que nos odiaban = haciendo = misericordia = a = nuestros padres y recordando su = santa = alianza = y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos  que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor en santidad y justicia delante de él todos nuestros días. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante = del Señor = para = preparar sus caminos = y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados, por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura, a fin de iluminar = a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte = y guiar nuestros pasos por el = camino de la paz. =’”


COMENTARIO

No nos extraña nada que Zacarías, lleno del Espíritu Santo (sólo así se puede entender todo lo que dice) diga lo que dice porque su casa no era demasiado normal. Es más, que naciera un hijo de su esposa Isabel era, de por sí, propio de la mano de Dios.

Todo lo que dice Zacarías debería ser objeto de larga exposición porque todo tiene que ver en Dios, con sus criaturas y con el bien de la descendencia del Todopoderoso. Y es que Dios había cumplido con su promesa y había enviado al Precursor del Mesías, que sería llamado Juan.

Dice Zacarías que nos iba a visitar la Luz que iba a iluminar el mundo. Sin embargo, iba a iluminar a los que estaban en tinieblas que era a los que vendría a salvar Jesús. Y, sobre todo, iba a venir para guiarnos al definitivo Reino de Dios. A eso iba a venir el Mesías.

JESÚS, gracias por venir al mundo a iluminar nuestro tenebroso corazón.



Eleuterio Fernández Guzmán

23 de diciembre de 2016

Cumpliendo lo dicho


Lc 1,57-66

Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: ‘No; se ha de llamar Juan’. Le decían: ‘No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre’. Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. Él pidió una tablilla y escribió: ‘Juan es su nombre’. Y todos quedaron admirados. Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: ‘Pues, ¿qué será este niño?. Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.

COMENTARIO

Como se le había dicho a Zacarías, a pesar de sus dudas, llegó el momento establecido por Dios para que naciera a quien llamarían Juan que era el nombre que se le había dicho al padre.

Lo extraordinario sucede. Todos sabía que, por hecho extraordinario, Zacarías había quedado mudo. Pero, como le había dicho el Ángel, en el momento oportuno recobra la voz y dice que su hijo va a llamarse Juan. Ya no podía dudar nada de nada.

No es de extrañar que un niño nacido de mujer a la que consideraban estéril, que había producido la mudez de su padre y que había nacido según lo establecido, iba a ser alguien muy importante. Y es que comprendieron que la mano del Señor estaba sobre él.

JESÚS, ayúdanos a ser mucho más creyentes que el pobre Zacarías


Eleuterio Fernández Guzmán

22 de diciembre de 2016

Lo que dice la Santísima Virgen


Lc 1,46-56

En aquel tiempo, dijo María: ‘Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como había anunciado a nuestros padres— en favor de Abraham y de su linaje por los siglos’.

María permaneció con Isabel unos tres meses, y se volvió a su casa.

COMENTARIO

Cuando María acude a la casa de su prima Isabel porque el Ángel Gabriel le ha dicho que está embarazada, ya, de seis meses, la esposa de Zacarías la llama llena de gracia. Pues María, inspirada sin duda por el Espíritu Santo, invoca a Dios y a su gran misericordia.

María dice cosas que son, verdaderamente, importantes: Dios ha hecho cosas muy importantes por ella, algo maravilloso y milagroso. Pero lo ha hecho en bien de la humanidad. Ha actuado con misericordia y amor por su semejanza.

Pero hay algo que Dios ha hecho por su pueblo: no ha olvidado la promesa de estar siempre con el mismo. Por eso había enviado a su Hijo al mundo que en pocos meses iba a nacer. Y es que a los pobres llenó de bienes.

JESÚS, ayúdanos a tener tanta fe como María.



Eleuterio Fernández Guzmán

21 de diciembre de 2016

Bendecir a la Madre


Lc 1,39-45

En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!’”.

COMENTARIO

El texto del Evangelio de San Lucas que corresponde al día de hoy es síntoma de fe y, sobre todo, expresión de lo que significa para un hijo de Dios el auxilio al prójimo. Y es que María no duda qué debe hacer: su prima Isabel la necesita y se pone en camino.

Cuando María llega a las cercanías de Isabel ya sabemos que el Espíritu Santo ha cumplido con su misión y la “soplado” a Isabel que María, su joven prima, espera al Mesías y que lo lleva en su seno.

El canto de verdad de Isabel a María muestra hasta qué punto la esposa de Zacarías se ha llenado del Espíritu Santo. Y es que la llama bendita, la bendice, porque salve, primero, que está embarazada y, en segundo lugar, que es el Dios mismo hecho hombre quien va en su seno.

JESÚS,  ayúdanos a aceptar las mociones de tu Espíritu.


Eleuterio Fernández Guzmán


20 de diciembre de 2016

La llena de gracia

Lc 1,26-38

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’. 
Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. 


El ángel le dijo: ‘No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin’.

María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’. El ángel le respondió: ’El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios’. Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’. Y el ángel dejándola se fue.

COMENTARIO

El Ángel Gabriel había cumplido la misión de avisar a Zacarías de que Isabel iba a tener un hijo. Ahora hace lo propio con una joven de Nazaret de nombre María. También le comunica la voluntad de Dios y espera su respuesta.

Podemos imaginar que María no las tenía todas consigo. Es decir, lo que le decía el Ángel era algo que no podía comprender. Sin embargo, no duda como hace Zacarías unos meses antes ante el mismo Ángel.

María, que siempre había sido fiel a Dios Todopoderoso no duda nada de nada. Al contrario, ella afirma que es la esclava del Señor y, por supuesto y como consecuencia de eso, se entrega toda ella a la voluntad del Padre.

JESÚS,  ayúdanos a tener la fe de María.



Eleuterio Fernández Guzmán

19 de diciembre de 2016

La escasa fe de Zacarías


Lc 1,5-25

“Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad. 

Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: ‘No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, e irá delante de Él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto’. 

Zacarías dijo al ángel: ‘¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad’. El ángel le respondió: ‘Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo’. 

El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido una visión en el Santuario; les hablaba por señas, y permaneció mudo. Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo: ‘Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres’.

COMENTARIO

Lo que le sucedió a Zacarías es propio de quien no tiene confianza en Dios. Es decir, no es que no confiara, así, en general, sino que tenía sus dudas… Por eso el Ángel Gabriel le comunica el especial castigo que tenía preparado para él.

Resulta síntoma de conocer lo que Dios puede hacer que cuando Zacarías sale del Templo y los demás ven que está mudo todos comprenden que algo importante ha pasado en el tiempo en que ha estado allí dentro. Ellos sí creían en el poder de Dios.

Y cuando llega el momento oportuno Isabel queda embarazada. La que llamaban estéril va a concebir un hijo al que pondrá por nombre Juan que será quien presente al Cordero de Dios al mundo, quien le preceda con el aviso de su llegada.

JESÚS, ayúdanos a tener mucha más fe que Zacarías

Eleuterio Fernández Guzmán

18 de diciembre de 2016

Domingo, 18 de diciembre de 2016 – Así tenía que ser y fue

Mt 1, 18-24.

“La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le  pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.’ Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: = Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, = que traducido significa: ‘Dios con nosotros.’ Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.”

COMENTARIO

Podemos imaginar que José, aquel hombre que se había desposado con María, se encontraba en una situación difícil. Y es que si denunciaba que María estaba embarazada habiéndose desposado con él pero sin haber mantenido relaciones íntimas… iba a ser apedreada.

Sabemos que José quería mucho a María. Por eso cuando el Ángel se le presenta en un sueño y le dice lo que había pasado, parece que su corazón de aquieta. En realidad, nunca había dudado de la pureza de María pero no es nada extraño que se inquietara un poco.

¿Qué fue lo que hizo José? El texto del Evangelio de San Mateo nos dice que fue fiel a Dios y al mensaje que le llevara su mensajero. Y tomó a su mujer en el sentido de que no la iba a denunciar. Fue fiel y santo.


JESÚS, ayúdanos a ser fieles como fue José.   



Eleuterio Fernández Guzmán

17 de diciembre de 2016

Cristo era, también, hombre


Mt 1,1-17

Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram, Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naassón, Naassón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé, Jesé engendró al rey David. 

David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón, Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia. 

Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim engendró a Azor, Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattán engendró a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

COMENTARIO

Cuando se piensa en el Hijo de Dios se puede tener la impresión de que, siendo Dios mismo hecho hombre, nada tiene que ver con la humanidad o, lo que es lo mismo, que Dios es Dios y el hombre… es el hombre.

Este texto del Evangelio de San Mateo pone las cosas en su sitio. Y es que, según las Sagradas Escrituras judías el Mesías vendría dentro de la familia de David. Y aquí se nos muestra que eso es así.

Hay algo, aquí, muy importante. Y es que al llegar a José, el Padre adoptivo de Jesús, no se dice que engendrará  a Jesús sino que era el esposo de María. Y es que, en efecto, era Hijo de Dios y de su Santo Espíritu.


JESÚS,  ayúdanos a tener en cuenta de dónde vienes, Quién eres.



Eleuterio Fernández Guzmán

16 de diciembre de 2016

Habla Cristo anhelando nuestra salvación



Viernes III de Adviento

Jn 5,33-36

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: ‘Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí’”.

COMENTARIO

Aquí dice el Hijo de Dios algo que nunca deberíamos olvidar: quiere que nos salvemos. Por eso dice que lo que dice lo dice para eso, precisamente. Por eso insiste tantas veces en lo que es importante.

Jesús sabe, lo sabe, que si el Bautista era muy importante, Él lo es mucho más. Por eso da testimonio de algo mucho más importante que tiene que ver con la salvación eterna que es la que anhela para cada uno de sus hermanos los hombres.

Cristo lo dice con toda claridad: lo ha enviado Dios, el Padre. Por eso creer a Cristo es creer, confiar, en el Padre y no creer en Cristo es no creer en el Padre. Por eso insiste tantas veces en creer y en confiar en Él.

JESÚS, ayúdanos a no dudar nunca de Ti.



Eleuterio Fernández Guzmán

15 de diciembre de 2016

La fidelidad del Bautista Juan


Jueves III de Adviento
Lc 7,24-30

Cuando los mensajeros de Juan se alejaron, Jesús se puso a hablar de Juan a la gente: ‘¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten magníficamente y viven con molicie están en los palacios. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Éste es de quien está escrito: ‘He aquí que envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino’. Os digo: Entre los nacidos de mujer no hay ninguno mayor que Juan; sin embargo el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él’.

Todo el pueblo que le escuchó, incluso los publicanos, reconocieron la justicia de Dios, haciéndose bautizar con el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los legistas, al no aceptar el bautismo de él, frustraron el plan de Dios sobre ellos.’”

COMENTARIO

Lo último que nos dice San Lucas en estas líneas de su Evangelio nos dice mucho del sentido de la voluntad de Dios. Y es que, según escribe quien fuera médico, Dios tenía un plan para la vida de aquellas personas que rechazaron a su Hijo.

Jesús predicaba. Y nada mejor que hablar de aquel, el Bautista, que había sido enviado por Dios a cumplir una misión importante: anunciar la llegada del Cordero de Dios.

Sabe Cristo que su primo Juan es muy importante en la tierra y que lo que ha dicho y hecho debía decirse y hacerse. Pero eso, incluso eso, que es muy importante en el mundo, no le da sino para ser menos que el más pequeño que en el Cielo es.


JESÚS, ayúdanos a ser fieles como el Bautista lo fue.


Eleuterio Fernández Guzmán