24 de enero de 2015

Jesús predicaba

Sábado II del tiempo ordinario


Mc 3, 20-21

En aquel tiempo, Jesús volvió a casa y se aglomeró otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues decían: ‘Está fuera de sí’.


COMENTARIO

De vez en cuando Jesús volvía al lugar donde había vivido muchos años. Allí todos le conocían como el hijo del carpintero. Seguramente acudía para hacer lo mismo que hacía en todos los lugares: salvar a quien debían ser salvado y anunciar la Buena Noticia.

También es más que seguro que su Madre sabía que allí había llegado porque, no lo dudamos, iría a visitarla antes que a nadie. También al resto de su familia que, por ser judía, la imaginamos compuesta por muchas personas, por muchos parientes.

El texto de este evangelio nos dicen que fueron a buscarlo allí donde se encontraba porque estaba fuera de sí. Seguramente se nos quiere decir que estaba predicando y lo hacía con tal intensidad que no parecía Jesús, aquel que había crecido en Nazaret. Y es que Dios hecho hombre parecería Quien era.


JESÚS, ayúdanos a escuchar lo que tengas que decirnos.


Eleuterio Fernández Guzmán


23 de enero de 2015

Y los eligió a ellos


Viernes II del tiempo ordinario


Mc 3,13-19

“En aquel tiempo, Jesús subió al monte y llamó a los que Él quiso; y vinieron donde Él. Instituyó Doce, para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le entregó”.


COMENTARIO

A lo largo de las Santas Escrituras vemos subir muchas veces a Jesús al monte. Lo hace, por lo general, para orar y dirigirse al Padre con más intimidad a como lo haría allí donde tanta gente le esperaba. Y ahora lo hacer porque debe cumplir una misión muy importante.

Jesús ha de escoger a los que van a transmitir la Buena Noticia. Además, les concede, por ejemplo, el poder de expulsar demonios. Lo que hace entonces Jesús es asegurarse (conoce sus corazones) que lo que deben hacer lo van a llevar a cabo.

Jesús escoge a Doce. Podía haber escogido a más o a menos pero, seguramente, tenía en cuenta lo que significaba tal número para el pueblo de Israel (las doce tribus). A uno de ellos le cambia el nombre y a dos les pone un apodo que les venía la mar de bien. Y es más, escoge al que sabe le va a traicionar porque cumplir lo que Dios tenía establecido estaba por encima de todo.


JESÚS, ayúdanos a ser fieles apóstoles tuyos.


Eleuterio Fernández Guzmán


22 de enero de 2015

Los malos espíritus reconocen a Cristo

Jueves II del tiempo ordinario


Mc 3,7-12

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a Él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: ‘Tú eres el Hijo de Dios’. Pero Él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran”.


COMENTARIO

Muchos seguían a Jesús

Como los más pobres de entre los pobres y los más necesitados de salvación física o espiritual reconocían en Jesús a quien podían hacerles mucho bien no dejaban de seguirlo. Allí donde iba una multitud de personas le seguían.

Cumplía con su misión

Jesús sabía perfectamente que era Dios y que había venido al mundo a cumplir lo que tenía encargado. Por eso siempre ayuda a los que, de verdad, necesitan ayudan porque había venido a salvar los que necesitaban salvación.

Los malos espíritus

La verdad sobre que Jesús era Dios la certifican aquellos malos espíritus que lo reconocían como el Hijo de Dios. En realidad, aquello era como decir que también tenía poder sobre ellos. Y lo tenía.

JESÚS, ayúdanos a reconocerte siempre en nuestra vida.


Eleuterio Fernández Guzmán

21 de enero de 2015

Misericordia

Miércoles II del tiempo ordinario


Mc 3,1-6

En aquel tiempo, entró Jesús de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: ‘Levántate ahí en medio’. Y les dice: ‘¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?’. Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: ‘Extiende la mano’. Él la extendió y quedó restablecida su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra Él para ver cómo eliminarle”.


COMENTARIO

¡Qué bien describe este texto evangélico la actitud de muchos!: están al acecho. En realidad, querían coger a Jesús en algún renuncio espiritual para ponerlo mal ante las autoridades espirituales. Por eso se encontraban en el momento adecuado.

Jesús sabe que el corazón de los que le persiguen anda algo equivocado. Necesitan aprender algo que, a lo mejor, les puede salvar de la perdición eterna. Y les enseña que hay algo más importante que el sentido que dan al sábado.

Sin duda alguna que se bueno es muy bueno. Y ser bueno significa serlo con quien lo necesita… aunque sea sábado el día que se ha de hacer algo bueno. Y eso pasa entonces porque Jesús cura en tal día al poner delante del sábado la necesidad de aquel hombre paralítico.




JESÚS, ayúdanos a comprender la verdad de los preceptos de Dios.


Eleuterio Fernández Guzmán

19 de enero de 2015

El Señor del sábado


Martes II del tiempo ordinario


Mc 2,23-28

Un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. Decíanle los fariseos: ‘Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?’. Él les dice: ‘¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?’. Y les dijo: ‘El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado’”.

COMENTARIO

Los que perseguían a Jesús no dudaban en buscarle las cosquillas siempre que podían. Y el tema del sábado, de lo que se podía o no se podía hacer, era uno de sus preferidos por considerarlo muy importante.

Los discípulos de Jesús tenían hambre. Iban andando por el campo y no dudaron en coger unas espigas para comer. ¡Par comer! Eso no les pareció bien a algunos bienpensantes de la época porque ponían sobre una tal necesidad lo establecido en las leyes y las normas.

Pero Jesús sabe que es muy importante la misericordia y atender a lo que verdaderamente importa. Por eso les dice, a aquellos que tantas ganas tenían de ponerlo mal, que resulta que las cosas están hechas para el ser humano y no al revés.


JESÚS, ayúdanos a no equivocarnos acerca de lo que verdaderamente importa.

Eleuterio Fernández Guzmán


Tener un nuevo corazón


Lunes II del tiempo ordinario

Mc 2,18-22

Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen a Jesús: ‘¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?’. Jesús les dijo: ‘¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar. Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día. 

‘Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor. Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino reventaría los pellejos y se echaría a perder tanto el vino como los pellejos: sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos”.

COMENTARIO

Este texto del evangelio de san Marcos nos muestra a un Jesús que quiere enseñar acerca de lo que supone ser discípulo suyo. Y es que había muchos, seguramente de los más poderosos de su tiempo, que no entendían lo que hacía y decía aquel Maestro.

Habrá de venir un tiempo, el de después de la muerte de Jesús, en el que, en efecto, se ayunará recordando al Mesías. Pues no puede lo viejo aceptar lo nuevo sin romperse.

Entonces, en aquel preciso momento, Jesús pone unos ejemplos de la vida ordinaria que muestran a la perfección que deben hacer aquellos que quieren ser sus discípulos. El corazón nuevo, el que ha de recibir la  Ley de Dios no puede sustentarse en ideas viejas (por alejadas de Dios) Conviene, por tanto, cambiar el corazón.



JESÚS, ayúdanos a cambiar el corazón y a tenerlo tierno.


Eleuterio Fernández Guzmán


18 de enero de 2015

Encontrar a Cristo

Jn 1, 35-42



Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: ‘He ahí el Cordero de Dios.’ Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús.

Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: ‘¿Qué buscáis?’ Ellos le respondieron: ‘Rabbí - que quiere decir, “Maestro” - ¿dónde vives?’  Les respondió: ‘Venid y lo veréis.’ Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima.    Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: ‘Hemos encontrado al Mesías’ - que quiere decir, Cristo. Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: ‘Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas’ - que quiere decir, “Piedra"’.


COMENTARIO

Juan, al fin, sabía que Jesús era el Mesías. En su bautizo se había cumplido todo lo que se le había dicho. Por eso no duda en llamarlo “Cordero de Dios” porque conoce las Santas Escrituras judías y reconoce, en Él, a tal Cordero.

Algunos de los discípulos del Bautista quieren conoce a Quien su maestro ha señalado como el Mesías. Se quedaron con Él aquel día y, seguramente por eso, lo aceptan como Maestro y Enviado de Dios. Pero aquel día aún habría otra sorpresa.

Andrés le dice a su hermano Pedro que han encontrado al Mesías. Y, sin dudarlo acude a verlo. Y Jesús, al momento, sabe que aquel hombre será importante en el futuro de su Iglesia. Por eso le cambia el nombre y lo señala como la piedra sobre la que todo se edificará.


JESÚS, ayúdanos a darnos cuenta de que, en efecto, eres el Mesías… y lo que eso significa.

Eleuterio Fernández Guzmán