28 de noviembre de 2015

Las cosas del mundo ni sirven ni valen


Sábado XXXIV del tiempo ordinario

Lc 21,34-36

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre’”.

COMENTARIO

En muchos momentos de su predicación, Jesús nos pone sobre la pista de qué debemos hacer pero, otras muchas veces (porque conoce nuestra naturaleza) sobre lo que no debemos hacer ni seguir. Y eso es esencial para nuestra vida eterna.

Es bien cierto que las cosas terrenas atraen mucho al ser humano. Es decir, que eso de lo que habla Jesús (el libertinaje, la embriaguez por las cosas de la vida, etc.) no nos es extraño sino que es, para desgracia mucha, lo que conduce muchas nuestra vida.

Lo contrario nos dice Jesús que debemos comportarnos. Quiere, porque nos ama como hermanos suyos que somos, que estemos en vela. Eso quiere decir que procuremos no caer en determinadas tentaciones que ensucian nuestra alma. Y orar. También nos recuerda que no debemos dejar de orar.

JESÚS, ayúdanos a permanecer en vela.



Eleuterio Fernández Guzmán

No hay comentarios:

Publicar un comentario