28 de octubre de 2015

Y los escogió




Lc 6,12-19

En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. 


Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.



COMENTARIO

Jesús, para continuar con la misión que tenía encomendada por Dios su Padre sabía que debía escoger a algunos de entre sus discípulos para que dieran continuación a tal labor. Y los escoge.

Jesús podía haber escogido, seguramente, a muchos de los considerados poderosos. Alguno podía ser su discípulo. Pero, sin embargo, escoge entre personas sencillas (casi todos pescadores) porque sabía que en aquella sencillez podía sembrar la semilla del Reino de Dios.

La fama de santidad de Jesús se había transmitido de boca en boca. Por eso, 
incluso en aquellos momentos primeros de su predicación había muchos que lo buscaban. Querían ser sanados de dolencias físicas pero iban a conocer algo que estaba más allá de las mismas: a Dios mismo hecho hombre.


JESÚS, ayúdanos a ser apóstoles tuyos.



Eleuterio Fernández Guzmán

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