8 de octubre de 2015

Cristo nos conoce muy bien

Jueves XXVII del tiempo ordinario

Lc  11,5-13

“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, y aquél, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.
‘Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!’”.

COMENTARIO

Los ejemplos que pone Jesús son para que sus discípulos entiendan el mensaje que quiere transmitirle. El que pone ahora tiene mucho de claridad a la hora de darnos cuenta cómo nos conoce el Hijo de Dios. Aquel amigo que pide de forma inoportuna nos hace un gran favor.

Jesús dice mucho: hay que orar, hay que pedir para que el Padre dé aquello que sabe nos conviene. Tenemos, también que llamar al corazón del Padre porque así el Todopoderoso sabrá, en efecto, que lo necesitamos. Lo sabe pero gusta de verlo en el corazón de sus hijos.

Pero Jesús sabe mucho de sus hermanos los hombres. Y es que, en un momento determinado, dice que somos malos porque conoce el corazón de aquellos que ha creado su Padre. Por eso necesitamos pedir a Dios: para que nos envíe el Espíritu Santo. Por eso.


JUEVES,  ayúdanos a no ser malos; ayúdanos.




Eleuterio Fernández Guzmán

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