28 de septiembre de 2015

Ser buen discípulo de Cristo


Lunes XXVI del tiempo ordinario

Lc 9,46-50

En aquel tiempo, se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: ‘El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor’. 
Tomando Juan la palabra, dijo: ‘Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros’. Pero Jesús le dijo: ‘No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros’”.

COMENTARIO

No es extraño que, humanamente hablando, los apóstoles de Jesús se disputasen el primer puesto en el Reino de Dios. Al fin y al cabo aun no habían entendido qué quería decir eso del Reino de Dios y andaban a la suya.

Jesús, sin embargo, sabe que deben aprender, al menos, lo elemental: hay que ser el último de entre los suyos para ser el primero en el Reino de Dios. Y ser el último quiere decir servir al prójimo.

Por lo dicho arriba, los apóstoles eran celosos de su posición junto a Jesús. Creían que eran los únicos que podían hacer determinadas cosas pero, no siendo así, el Mesías les previene sobre lo que, en verdad, quiere decir, ser discípulo suyo.

JESÚS, ayúdanos a ser buenos discípulos tuyos

Eleuterio Fernández Guzmán


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