26 de febrero de 2015

Buscar a Dios

Jueves I de Cuaresma


Mt 7,7-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas’”.


COMENTARIO

El amor de Dios por sus hijos los hombres es manifiesto y ha sido demostrado a lo largo de la historia de la humanidad. Nos ama porque nos ha creado y, por eso mismo, siempre espera que nos acerquemos a su corazón en demanda o agradecimiento.

Jesús nos dice que nos acerquemos al Creador cuando necesitemos ser socorridos. Sabe que siempre nos escucha porque quiere, para nosotros, lo mejor. Por eso nos pide Cristo, muchas veces, que no dejemos de ser perseverantes en la oración.

Jesús nos da una regla que es esencial para comprender qué supone ser discípulos suyos. Es una regla que muchas veces no tenemos en cuenta en nuestra vida pero que nos puede salvar eternamente: hacer a los demás lo que queremos que los demás hagan por nosotros. Es, por decirlo así, la regla de oro del comportamiento adecuado.


JESÚS, ayúdanos a comprender el sentido de la Palabra de Dios.


Eleuterio Fernández Guzmán

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