29 de noviembre de 2014

Estar siempre preparados

Sábado XXXIV del tiempo ordinario


Lc 21,34-36

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre’”.


COMENTARIO

Sabe Jesús que las cosas del mundo pueden acabar pesando mucho en el corazón del hombre. Incluso que puede llevar a separarse de Dios al hijo que, creado por el Todopoderoso, tanto ama el Padre.

Jesús nos pone sobre la pista de qué debemos hacer. Aunque no resulta fácil cumplir con tal misión, tan particular y tan exigente para nuestro corazón, lo bien cierto es que permanecer a la espera de ser llamados por Dios debería ser una tarea muy importante para cada uno de nosotros.

El caso es que Jesús, como quiere lo mejor para nosotros, no ceja en el empeño de que comprendamos que es crucial para nuestra vida eterna que tengamos el corazón limpio para cuando, al ser llamados por Dios, sepamos cómo comportarnos.





JESÚS,  ayúdanos a velar siempre a la espera de ser llamados por Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán


28 de noviembre de 2014

Todo llegará como Cristo dice

Viernes XXXIV del tiempo ordinario

Lc 21,29-33

En aquel tiempo, Jesús puso a sus discípulos esta comparación: ‘Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán’”.

COMENTARIO

Jesús sabía que, aquellos que le escuchaban, encontraban dificultades, algunas veces, en entender qué es lo que les quería decir. Les habla, por eso, en parábolas o haciendo comparaciones con cosas sencillas.

Jesús les pone el ejemplo de la higuera. Saben cuándo va a dar frutos porque tienen aprendido que así será porque Dios determinó, cuando al creó, que así fuera.

Todo, por otra parte, está escrito y, por eso mismo, sabrán que el Reino de Dios habrá llegado definitivamente cuando se produzcan los signos de los que ha hecho referencia. Es más, todo pasará menos la Palabra de Dios… que es eterna.


JESÚS, ayúdanos a esperar con perseverancia en la fe tu definitiva llegada.

Eleuterio Fernández Guzmán


27 de noviembre de 2014

Perseverar en la fe y en la esperanza

Jueves XXXIV del tiempo ordinario
Lc 21,20-28

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.
‘¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación’”.


COMENTARIO

Jesús, por ser Dios hecho hombre, sabe y conoce todo lo que ha de suceder. Así, por ejemplo, en este evangelio nos habla acerca de lo que puede ser el fin del mundo, su transformación definitiva cuando vuelva a venir en su Parusía.

No es nada bueno, humanamente hablando, lo que ha de suceder. Habrá muchas catástrofes físicas porque todo habrá de cambiar para venir a ser algo nuevo. Muchas señales nos indicarán que llega el Hijo de Dios a juzgar a vivos y a muertos.

Sin embargo, aún quedará esperanza para aquellos que perseveren en la fe. Jesús nos dice, por eso mismo, que los que aún crean en Él y no hayan sucumbido al mundo y al Anticristo, sabrán que se acerca la liberación definitiva.


JESÚS, ayúdanos a perseverar en la fe.

Eleuterio Fernández Guzmán


26 de noviembre de 2014

El gozo de ser mártires de Cristo

Miércoles XXXIV del tiempo ordinario

Lc 21,12-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas’”.

COMENTARIO

Lo que ha de venir… ya vino

Jesús, como profeta que era, sabía que la persecución hacia sus discípulos estaba asegurada. Por eso, entonces, los pone sobre aviso porque incluso sus propios familiares los iban a entregar.

El Espíritu Santo habla por nosotros

El Defensor nos iba a defender. Por eso Jesús nos consuela al respecto de qué decir sobre aquello que es objeto de persecución. Y debemos confiar en su palabra.

La salvación eterna

Jesús pone el acento en una palabra clave: perseverancia. Con ella, con perseverar en la fe y en la confianza en Dios, ganaremos la vida eterna. Ni las persecuciones podrán, han de poder, con nuestro espíritu.


JESÚS, ayúdanos a tener siempre presentes las persecuciones.

Eleuterio Fernández Guzmán


25 de noviembre de 2014

Los que vienen en nombre de Cristo

Martes XXXIV del tiempo ordinario

Lc 21,5-11

En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: ‘Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida’. 

Le preguntaron: ‘Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?’. Él dijo: ‘Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato’. Entonces les dijo: ‘Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo
’”.


COMENTARIO

Estaba claro que aquel Maestro que había enseñado por los caminos y los pueblos, que se había cansado y hasta había llorado por sus amigos que sufrían, conocía lo que iba a suceder. Por eso profetiza acerca de lo que pasará, que acabará pasando, con el Templo de Jerusalén. Pero también habla de un final… final.

Pero muchos han de venir, habrán de venir, diciendo que son Jesucristo y que vienen al salvar al mundo. Pero cuando llegue el momento, terrible si lo pensamos, del fin del mundo, otras cosas, antes, han de pasar.

Jesús nos pone sobre el aviso de qué va a suceder cuando todo se transforme. Todo lo que dice se ha de cumplir, palabra por palabra, porque lo dice Quien ya ha visto que ha de suceder y no otra cosa pasará. Entonces muchos comprenderán que todo lo que dicho ha pasado según lo dijo Quien lo sabía.

JESÚS, ayúdanos a fiarnos de lo que nos dices porque eres la Verdad.

Eleuterio Fernández Guzmán


24 de noviembre de 2014

Todo lo conoce Dios

Lunes XXXIV del tiempo ordinario


Lc 21,1-4

En aquel tiempo, alzando la mirada, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: ‘De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir’”.


COMENTARIO

Jesús sabía que una cosa era lo que se hacía, o aparentaba, y otra, muy distinta, la verdad del corazón de quien algo hacía. Y eso era lo común en la existencia de muchos de su tiempo.

El rico, quien tiene mucho dinero o propiedades puede hacer mucho por aquellos que sufren necesidades. Sin embargo, entonces y ahora había personas que por su condición social podían hacer mucho por los demás pero que, como en el caso del rico que echa donativos en el Templo, hacen poco.

Otros, sin embargo, tienen poco pero se sienten capaces de llevar a cabo grandes acciones (aunque parezca que no lo son) que Dios tiene en cuenta como lo que son: aprovechamientos buenos de la fe que se tiene.


JESÚS, ayúdanos a tener en cuenta, en nuestra vida, las verdaderas necesidades.

Eleuterio Fernández Guzmán


23 de noviembre de 2014

Merecimientos nuestros


Mt 25, 31-46


’Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa  las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.  Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme. ’Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te  dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’ Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.’ Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.’ Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’ Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo.’ E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna”.


COMENTARIO

La verdad de Dios

No podemos decir que Jesús no se exprese con claridad acerca de nuestro destino eterno: nos corresponde a nosotros escoger entre lo bueno y lo malo, entre lo que nos proporcionará la vida eterna o la muerte eterna. Y muchas veces dice esto.

Lo que podemos hacer para merecer

Jesús pone ejemplos de qué podemos hacer para merecer ver el rostro de Dios y alcanzar la bienaventuranza. Se trata, sobre todo, de hacer el bien… al prójimo que, por ser hermano de Jesús, también lo es nuestro.


Lo que no debemos hacer

Podemos, de todas formas, hacer lo contrario a nuestros intereses espirituales y llevar una vida en la que el prójimo no sea nada para nosotros: no ayudar nada, no auxiliar nada, no pedir nada a Dios por nuestro prójimo…



JESÚS, ayúdanos a tener en cuenta a nuestro prójimo.

Eleuterio Fernández Guzmán