23 de septiembre de 2014

Escuchar a Dios y actuar en consecuencia

Martes XXIV del tiempo ordinario


Lc 8,19-21


“En aquel tiempo, se presentaron la madre y los hermanos de Jesús donde Él estaba, pero no podían llegar hasta Él a causa de la gente. Le anunciaron: ‘Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte’. Pero Él les respondió: ‘Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen’".


COMENTARIO


Seguramente la Virgen María y los parientes de Jesús tenían por cierto y verdad que, con su predicación, estaba alterando el corazón de muchos poderosos y que eso nada bueno le podía traer. Por eso van a buscarlo.


Sin embargo, a pesar de los poderosos de su tiempo, había muchos que querían escuchar lo que decía aquel Maestro. Por eso a María le cuesta llegar hasta donde está, a primera fila, para llevárselo de allí.


Jesús, sin embargo, tiene más que claro que es lo que piensa. No es que desprecie a su madre, la Madre, sino que sabe que hay un vínculo con Dios que es, incluso, superior al que le une con la mujer que le trajo al mundo. Y a tal vínculo hay que escuchar.



JESÚS, los que te siguen han de saber que oyen y hacen, escuchan y llevan a su corazón. Ayúdanos a ser de los que, en verdad, oyen y hacen, escuchan y llevan al corazón.




Eleuterio Fernández Guzmán

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