11 de mayo de 2014

Sólo se entra a la vida eterna por Cristo






Domingo IV (A) de Pascua


Jn 10,1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús: 'En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños'.

Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: 'En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia'”.



COMENTARIO

Seguramente había, en tiempos de Jesús, quien creía que al Cielo, a la vida eterna anhelada, se podía entrar de muchas formas. Por eso practicaban la fe según les convenía.

Jesús sabe que sólo por Él, Hijo de Dios y Enviado por el Padre al mundo para que fuese salvado, se entreba en el definitivo Reino de Dios. Por eso siempre recomendaba encarecidamente que se le siguiera.

Aquellos que habían venido en el nombre del Padre pero sin haber sido enviados sólo pretendían hacerse con un botín espiritual que no les correspondía. Sin embargo, hubo muchos que no les escucharon y sí escucharon a Jesús.



JESÚS, sólo Tú eres en Enviado de Dios. Muchos, en tus días en el mundo, no lo comprendieron. Ayúdanos a tenerlo, siempre, porque lo es, por verdad.




Eleuterio Fernández Guzmán


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