29 de marzo de 2024

Viernes Santo






Recordamos, como tantas otras veces, la muerte del Hijo de Dios. Sabemos que murió voluntariamente y que tenía que cumplir una misión que, con su muerte, se perfeccionaba. 

Gracias Jesucristo por aceptar una muerte así, 

Gracias Jesucristo por querer salvar a tus hermanos, 

Gracias Jesucristo por someterte a la Voluntad de tu Padre del Cielo,

Gracias Jesucristo, hermano, por ser hermano hasta la últimas consecuencias, 

Gracias Jesucristo por derramar tu santísima sangre, 

Gracias Jesucristo por ayudarnos a comprender tu entrega.

Nosotros, que tan pecadores somos, sólo podemos agradecer al Hijo de Dios que fuera, exactamente, Hijo.    

28 de marzo de 2024

Servir como Cristo sirvió

Jn 13, 1-15


"Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin. Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: '¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?'. Jesús le respondió: 'No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás'. 'No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!'. Jesús le respondió: 'Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte'. 'Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!'. Jesús le dijo: 'El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos'. Él sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: 'No todos ustedes están limpios'. Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: '¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes'."

COMENTARIO

No podemos negar que la Última Cena supuso todo para lo que tendría que venir al respecto de los discípulos del Hijo de Dios y, sobre todo, de la misma humanidad que aceptara a Jesucristo como Quien era: Dios hecho hombre. 

El ejemplo que da Jesucristo en aquel momento: lava los pies a los presentes. Y debemos tener en cuenta que tal labor no era propia, precisamente, de un Maestro. Sin embargo, lo quiso hacer para dar ejemplo y por eso dice, precisamente, que ellos deben hacer lo mismo que Él acababa de hacer. 

Jesucristo sabía muy bien quien lo iba a entregar. Lo sabía y allí mismo lo dijo. ¡Ay de aquel que eso hizo! pues ya estaba juzgado. 


JESÚS,  gracias por ser tan franco con sus discípulos. 

27 de marzo de 2024

Entregar su vida y hacerlo por nosotros

Mt 26, 14-25


"Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: '¿Cuánto me darán si se lo entrego?' Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.

El primer día de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: '¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?'

Él respondió: 'Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: 'El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis
discípulos'
.
Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.

Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: 'Les aseguro que uno de ustedes me entregará'.

Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: '¿Seré yo, Señor?'

Él respondió: 'El que acaba de servirse de la misma fuente que Yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!'

Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: '¿Seré yo, Maestro?' 'Tú lo has dicho', le respondió Jesús.'"

COMENTARIO 

Es cierto y verdad que alguna tenía que ser la última cena que tuviera el Hijo de Dios con sus discípulos más allegados. Y por eso la llamamos así, con mayúscula, Última Cena porque fue un momento crucial en la historia de la salvación. 

Los discípulos que Jesucristo envía para preparar la sala, llamada Cenáculo, hacen lo convenido y todo está preparado cuando Cristo llega acompañado, suponemos, con otras personas. 

En la Cena hay un momento que, si bien lo pensamos, es verdaderamente terrible: anuncia el Mesías que alguien de los de allí lo va a entregar. Y aunque sepamos muy bien quién sería no por eso deja de ser terrible lo que entonces pasó.

JESÚS, gracias por entregar tu vida por nosotros. 

Eleuterio Fernández Guzmán

26 de marzo de 2024

Todo se iba preparando...

Jn 13, 21-33.36-38


"Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente:

'Les aseguro que uno de ustedes me entregará”.

Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.

Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: 'Pregúntale a quién se refiere'. Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: 'Señor, ¿Quién es?'

Jesús le respondió: 'Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato'.

Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: 'Realiza pronto lo que tienes que hacer'.

Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: 'Compra lo que hace falta para la fiesta', o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.

Después que Judas salió, Jesús dijo:

'Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto.

Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero Yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: 'A donde Yo voy, ustedes no pueden venir'.

Simón Pedro le dijo: 'Señor, ¿a dónde vas?'

Jesús le respondió: 'Adonde Yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás'.

Pedro le preguntó: '¿Señor, por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti.'

Jesús le respondió: '¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces'."

COMENTARIO

No podemos negar que el Evangelio de hoy nos muestra hasta dónde se iba a cumplir todo lo que el Hijo de Dios había dicho a los discípulos más allegados y que nada de lo que había dicho era falso pues sabía muy bien lo que iba a pasar. 

Uno lo iba a entregar. En realidad, ya todos sabemos quién es la persona que por unas monedas, a cambio del mundo y su mundanidad, iba a entregar al Hijo de Dios. 

Y luego Pedro, el valiente y arrojado Pedro. Dice que va entregar su vida por Cristo. Y sí, la entregará cuando llegue su momento pero en lo inmediato iba a prevalecer el miedo, como bien sabemos...

JESÚS, gracias por tener tanta paciencia con los tuyos. 

Eleuterio Fernández Guzmán

24 de marzo de 2024

Es que murió por nosotros

 Mc 15, 1-39

 

"1 Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato. 2 Pilato le preguntaba: '¿Eres tú el Rey de los judíos?' El le respondió: 'Sí, tú lo dices.' 3 Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas. 4 Pilato volvió a preguntarle: '¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.' 5 Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido.
 
6 Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran. 7 Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato. 8 Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder. 9 Pilato les contestó: '¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?' 10 (Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia.) 11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás. 12 Pero Pilato les decía otra vez: 'Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?' 13 La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!» 14 Pilato les decía: 'Pero ¿qué mal ha hecho?' Pero ellos gritaron con más fuerza: 'Crucifícale!'

15 Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado. 16 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte. 17 Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen. 18 Y se pusieron a saludarle: '¡Salve, Rey de los judíos!' 19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él. 20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle. 21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. 22 Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario. 23 Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó. 24 Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno.

25 Era la hora tercia cuando le crucificaron. 26 Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: 'El Rey de los judíos.'

27 Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda. 29 Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: '¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días, 30 ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!' 31 Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: 'A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. 32 ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.' También le  injuriaban los que con él estaban crucificados. 33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. 34 A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: 'Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?', - que quiere decir - '¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?' 35 Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías.» 36 Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: 'Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle.' 37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.

38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.  39 Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: 'Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.'

COMENTARIO 

En realidad, está todo dicho. Se entregó por nosotros, por nuestra salvación.

Gracias, Cristo, por cumplir siempre con lo establecido por tu Padre del Cielo. 

Gracias, Hijo de Dios, por ser Hijo hasta las últimas consecuencias.

Gracias, Jesucristo, por querer tanto a tus hermanos los hombres hasta dar la vida por muchos. 

Gracias, Hijo de Dios, por ser siempre fiel. 

Gracias, hermano, por serlo hasta el fin. 


Eleuterio Fernández Guzmán

23 de marzo de 2024

Y querían matarlo

Jn 11, 45-57


"Al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en Él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.

Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: '¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en Él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación'.

Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: 'Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?'

No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso Él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos.

Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: '¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?' Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde Él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo."

COMENTARIO

Al parecer, había muchos en el tiempo de la primera venida del Hijo de Dios al mundo que no acababan de comprender nada de nada que sí, que era el Mesías. Aunque es posible que lo entendieran perfectamente y por eso mismo quisieran matarlo. Y es que ya son varias las ocasiones en las que podemos leer que quieren buscarlo para detenerlo y, sencillamente, matarlo. 

Resucitar a Lázaro no es algo que cualquiera pudiera hacer si es que no tenía el poder de Dios o, por eso mismo, sino era Dios mismo hecho hombre que era, precisamente, el caso. Y eso acabó de colmar el vaso de la escasa paciencia de aquellos que veían peligrar su forma de vida y que no eran, precisamente, los pobres...

Los poderosos del lugar habían dado la orden de detener al Hijo de Dios. Y ya sabemos cómo acabó todo porque, en realidad, ya estaba escrito...

JESÚS, gracias por cumplir con tu misión hasta las últimas consecuencias.

Eleuterio Fernández Guzmán

21 de marzo de 2024

Algunos no podían soportar la verdad, la Verdad

Jn 8, 51-59


"Jesús dijo a los judíos:

'Les aseguro que el que es fiel a mi palabra no morirá jamás'.

Los judíos le dijeron: 'Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y Tú dices: ‘El que es fiel a mi palabra no morirá jamás’. ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser Tú?'
Jesús respondió:

'Si Yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman 'nuestro Dios', y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: 'No lo conozco', sería, como ustedes, un mentiroso. Pero Yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría”. Los judíos le dijeron: 'Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?'

Jesús respondió:

'Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy'.

Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo'"

COMENTARIO 

Esta vez, la que nos muestra el Evangelio de San Juan, no es la primera ni la segunda vez que algunos quieren acechar al Hijo de Dios para cogerlo en lo que ellos pueden considerar un renuncio. 

Jesucristo llama a muchos de los presentes mentirosos y eso no debía sentar nada bien a los que, a lo mejor eran considerados como sabios. Y lo que a continuación se dice es muestra de lo que pasa por sus corazones. 

Y lo que faltaba era que dijera Cristo lo de "Yo Soy" que es lo mismo que decir que Él era Dios. Y algunos cogieron piedras para apedrearlo porque, de verdad, a lo mejor, a lo mejor, no sabían lo que hacían.


JESÚS,  gracias por ser tan fiel a tu misión. 

Eleuterio Fernández Guzmán